Publicado: 2024-02-10
Efecto Backfire
Qué son los sesgos?
Los sesgos cognitivos son como atajos mentales que usa nuestro cerebro para procesar información rápidamente, ahorrando tiempo y energía. Estos atajos son muy útiles para tomar decisiones rápidas, pero a veces nos llevan a conclusiones erróneas o a ver el mundo de manera distorsionada.
Imagina que tienes que decidir si confías en alguien que acabas de conocer. En lugar de analizar detalladamente todos los aspectos de su comportamiento, es probable que tu cerebro tome un “atajo” y se base en cosas como su aspecto, tono de voz o semejanza con alguien que ya conoces. Así, puedes formarte una impresión de esa persona en segundos, lo cual es útil, pero también riesgoso: esos pequeños detalles pueden hacerte sentir seguro o desconfiado sin una razón lógica.
Existen muchos tipos de sesgos cognitivos. Por ejemplo, el sesgo de confirmación es la tendencia a buscar información que confirme lo que ya creemos, ignorando las pruebas en contra. Otro ejemplo es el efecto halo, donde una característica positiva (como la simpatía) nos lleva a pensar que esa persona también será competente o confiable, aunque no tengamos pruebas de ello.
Entender estos sesgos nos ayuda a tomar decisiones más informadas y menos impulsivas, especialmente en situaciones importantes como negocios, relaciones personales o incluso en nuestras compras diarias.
Qué son los sesgos otra vez?
Los sesgos cognitivos son como atajos mentales que usa nuestro cerebro para procesar información rápidamente, ahorrando tiempo y energía. Estos atajos son muy útiles para tomar decisiones rápidas, pero a veces nos llevan a conclusiones erróneas o a ver el mundo de manera distorsionada.
Imagina que tienes que decidir si confías en alguien que acabas de conocer. En lugar de analizar detalladamente todos los aspectos de su comportamiento, es probable que tu cerebro tome un “atajo” y se base en cosas como su aspecto, tono de voz o semejanza con alguien que ya conoces. Así, puedes formarte una impresión de esa persona en segundos, lo cual es útil, pero también riesgoso: esos pequeños detalles pueden hacerte sentir seguro o desconfiado sin una razón lógica.
Existen muchos tipos de sesgos cognitivos. Por ejemplo, el sesgo de confirmación es la tendencia a buscar información que confirme lo que ya creemos, ignorando las pruebas en contra. Otro ejemplo es el efecto halo, donde una característica positiva (como la simpatía) nos lleva a pensar que esa persona también será competente o confiable, aunque no tengamos pruebas de ello.
Entender estos sesgos nos ayuda a tomar decisiones más informadas y menos impulsivas, especialmente en situaciones importantes como negocios, relaciones personales o incluso en nuestras compras diarias.